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X Las mujeres de Caradoc



Como frecuentemente sucede en la literatura, en la historia, y en la realidad, en este caso tampoco coincide el matrimonio con la culminación del amor en una pareja.

Si bien Caradoc alcanzó la completitud de su vida amorosa, tanto en la parte sensual como en la de los afectos, con Joaquina Plana, ésta no fue su cónyuge. Su única esposa legalmente reconocida fue Ekaterina Pavlovna Skavronskya, Princesa de Bagration. Sin embargo la convivencia en este caso fue efímera y problemática. Difícilmente se podría considerar como una esposa al uso, ni de entonces ni de ahora.




A lo largo de la vida de Caradoc fueron numerosas las mujeres que intervinieron, influyeron o condicionaron su devenir. También él intervino en sus vidas. Fueron madre, consejeras, amantes, referentes, esposa, detractoras, confidentes,… De todas ellas hemos elegido estas diez que son, por otra parte, personajes de nuestro relato.


Su madre Lady Theodosia Sarah Frances Meadearistócrata y orgullosa, tercera hija del primer conde de Clanwilliam.

Cuando Howden llega a mediados de Noviembre de 1829 a París, su llegada sigue a una sucesión de pugnas y desencuentros con la oficialidad del Foreign Office. Finalmente son los buenos oficios de su madre los que consiguen que sea admitido como adjunto.
A su llegada de Navarino, y como consecuencia de las heridas recibidas, su padre pide para él que su rango militar sea permanente, en vez de asociado esporádicamente a misiones, en sustitución de la Orden del Baño que el rey estaba dispuesto a concederle. No tuvo ni una cosa ni la otra.
En mayo de 1829, rebajan los planteamientos y acepta ir como comisionado a la embajada de parís, pero entonces Lord Aberdeen, admitiendo "la dificultad de su caso y la justicia de su reclamación", le ofreció el puesto de agregado pagado, no en Paris, sino en Berlín y prometió, si esto era inaceptable (que lo era) tratar de "hacer una disposición para enviarlo como adjunto a la embajada de París, sin aumentar el cupo actual'. Fue a consecuencia de la indignación de su madre, que se consideró ultrajada por el Ministerio de Asuntos Extranjeros, por lo que al final fue incluido como adjunto militar en la embajada en París. Fue una lección.



Retrato de la esposa de John Francis Caradoc, primer Lord Howden. Lady Theodosia Sarah Frances Meade.
Autor desconocido. Fuente Diario ABC. 26-Abril-1924. Pág. 7. 


Lady Holland.-
En sus recuerdos del periodo de París como uno de los más turbulentos de su vida, interviene para realzar su fama Lady Holland, personaje clave en las tertulias de Londres, que contribuyen a crear opinión en la clase dirigente de la metrópolis. Allí es tal su reputación que le llaman 'le beau Caradoc'. Era proverbial su buena apariencia y su poder de seducción entre las damas de la alta sociedad parisina. Un petimetre llamado Charles Percy transmitió esta fama en cartas a las señoras bien pensantes de Londres. Su apariencia ---decía--- es legendaria en Paris y su reputación como seductor irresistible es conocida por todos en la Ciudad Luz. "Le envidian  italianos, griegos y asiáticos".
Uno de estos círculos sociales, y sus tertulias, eran animados por lady Holland, y por su segundo marido, Henry Fox, tercer Barón Holland. A ellas asistían poetas, políticos, exiliados extranjeros, entre los que se encontraba  Walter Scott, se hablaba de todo y todos eran triturados en el molinillo de los dimes y diretes de las damas de la alta sociedad londinense, en un cotilleo no por elitista menos despiadado. Una de esas historias, no carentes de fundamento, previniendo a Lady Holland, sobre los peligros que corría su hija Harriet Frances Webster en Francia, y los comentarios de Henry Fox, dieron lugar a un conflicto que afectó seriamente la reputación de Caradoc como diplomático y persona solvente.

Elizabeth Vassall Fox, Lady Holland; Henry Richard Vassall Fox, 3rd Baron Holland; Mrs Brown, portrait by Sir Edwin Henry Landseer 




María Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfed, Duquesa de Kent. Madre de la Reina Victoria.

Tras la muerte de su padre, Caradoc regresa a Inglaterra. De esa época tiene un profundo recuerdo que le marcó como persona. En 1841 obtuvo, junto con el empleo de coronel en el ejército, la designación como Squire de la duquesa de Kent. Un puesto que ocupó hasta el final de la vida de tan ilustre dama, en 1861. 
María Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfed, Duquesa de Kent, trece años mayor que él, era a la sazón la madre de la reina Victoria, coronada apenas cuatro años antes de estos hechos. Son momentos cruciales, por los precedentes. La duquesa de Kent, extranjera, con apenas conocimientos de inglés, a la muerte de su marido, el Duque de Kent, decide, en vez de volver a su Coburgo natal en Baviera, esperar la más que dudosa herencia al trono de su hija, cuarta en la línea de sucesión, sobre todo teniendo en cuenta que el único otro hijo del rey Jorge III, que estaba casado legalmente, aún no tenía hijos legítimos. En una situación semejante de precariedad, no tenía renta como miembro de la realeza, la duquesa aguantó hasta que llegó su turno. Esta experiencia, sin duda, le quedó impresa como virtud de un cierto carácter femenino que seguramente afloró en su relación futura con Joaquina Plana.



Harriet Frances Webster hija del primer matrimonio de Lady Holland
Hija de Lady Holland, de su primer matrimonio. Estaba en París en la época en que Caradoc también lo estaba, en su segunda estancia. Henry Fox, diplomático  como Howden, pero amigo de ella,  advirtió por carta a la madre contra Cradock: “Él es uno de los más vanidoso, más farsantes y más inteligentes seductores del beau monde y se complace en jugar con los sentimientos de cada mujer con la que puede hacerlo, que son casi todas. A tal fin se informa pormenorizadamente, las conoce, y es conocido por todas maravillosamente, porque es de natural muy  inteligente y agradable, además de ser muy guapo, así pues su tarea no es difícil”.
Esta advertencia llovía sobre mojado, vistos los precedentes de la madre, que se enamoró locamente de Lord Holland, a consecuencia de lo cual fue denunciada por adulterio por su primer marido.
Ni que decir tiene que esos comentarios e infundios fueron circulando de corro en corro, y en cada ciclo fue aumentando la exageración y el color de los tonos. Obviamente hubo algo más que escarceos. Caradoc recuerda tardes que se prolongaban en noches en su apartamento del Boulevard Poissonière, esquina a la Rue de Montmartre, con vistas al Sacré-Coeur. Pero nadie hubiera podido probarlo. De manera que cualquier maledicencia hubiera cuestionado el buen nombre de la dama.
Sin embargo esta difamación de Fox tuvo su retorno a París, y fue dicha en público llegando a sus oídos. Una discusión en lugar público sin retracción por parte de aquél desencadenó una discusión que acabó en duelo. Sin embargo como hábil esgrimista, en la lid lo desarmó a los primeros lances.


La duquesa de Firmaçon
Era conocida en los mentideros de París la fama de Caradoc basada en su preferencia, y su especialidad en los galanteos, hacia las damas de cierta edad extranjeras con título nobiliario. Se recuerdan sus intrigas y hazañas amorosas. Una de esas aventuras, de entre las que salieron a la luz, fue con la duquesa de Firmaçon, que le llevó a luchar en duelo, ¿era en Otoño de 1825? con su amante el Conde Schoenfeld, un agregado de la embajada de Austria. Por eso trascendió. La lucha tuvo lugar donde Caradoc designó: a las afueras, en un campo cerca de Saint Dennis, a legua y media de su casa. El duelo fue a sable, duró unos 20 minutos, y en él recibió dos estocadas en el brazo izquierdo, la última le cortó parte de los tendones, de ahí cierta limitación en el movimiento que le quedó, y los dolores, que en su vejez provocaba la humedad de Cartagena en cuanto asomaban los primeros levantes en otoño. Pero todo en él, hasta las heridas, contribuían a su encanto entre las damas. Cradock anduvo un tiempo con la manga de su chaqueta abierta por las costuras y atada con cintas. Lo cual inspiró una moda entre su legión de admiradoras que adoptaron la Manga a lo Caradoc. Estos hechos y personajes está recogidos en the History of Parliament online,  CRADOCK, Hon. John Hobart (1799-1873). Published in The History of Parliament: the House of Commons 1820-1832, ed. D.R. Fisher, 2009. Available from Cambridge University Press.
  


Su esposa

Ekaterina Pavlovna Skavronskya, Princesa de Bagration, 

Nació en 1783, quince años antes que Caradoc. Era hija del conde Pavel Vassilievich Skavronsky y de la condesa Ekaterina Vassilievna Engelhardt, y sobrina nieta, por parte de su madre, del príncipe Potemkin. Su primer marido fue el general Príncipe Peotr Ivanovich Bagration.  Ekaterina, Katerina o Catalina, como indistintamente se le llamó fue su esposa legítima. Se relacionó con todos los personajes con relevancia en esa etapa histórica, desde el mismo Potemkin, Catalina de Rusia, hasta Pedro el Grande, y desde luego Metternich y Alejandro I, pero también con Goethe, Victor Hugo o  Balzac que la tomaron como modelo para sus personajes, para las ideas o para los ambientes que crearon. Fue la Fedora en 'La Peau de Chagrín' y la dueña de un salón egregio de Paris para los Miserables. Sus cartas con Goethe revelan cómo entendía la política de su época y cómo consideraba en este contexto sus relaciones con los hombres.

La princesa Catalina era pues una dama extremadamente emancipada para lo que era corriente en su época. Y jugaba con las relaciones personales y amorosas, como lo que se entendía estereotipado que lo hacían los hombres. Eligiendo por sí misma a qué hombres tomar como amantes, y a cuáles como simples amigos. Antes de instalarse en Viena , y por supuesto antes de París, donde aparentemente se retiró como esposa de Caradoc lejos de sus actividades digamos profesionales, estuvo viajando durante muchos años entre capitales europeas. En Viena la princesa hizo de su hogar uno de los salones más brillantes de la sociedad, un salón donde definitivamente se hacía política y conspiración pro-rusos y antinapoleónica. De hecho era una estación paraoficial diplomática, pero  encubierta y sin ninguna autorización oficial. Su salón estaba constantemente lleno de hombres poderosos, ricos e influyentes y de sus esposas amigas o amantes. Por allí pasaron Goethe y Bulgakov. Se dijo que Napoleón encontró en en ella un oponente serio por su influencia en Metternich y en Alejandro I.
Metternich, el que fue el gran arquitecto de Europa durante y después del Congreso de Viena, se enamoró perdidamente de ella. Así describía Jean Hanoteau este hecho, en la presentación de sus cartas de 1818-1819 a la Condesa de Lieven
Alors qu'il n'était que ministre à Dresde, M. de Metternich  s'était pris de passion pour une belle russe, la princesse Catherine Pavlovna Bagration, femme du général qui, à la tête de l'une des armées moscovites, devait périr en 1812 d'une blessure reçue à la bataille de Borodino. [1]
(…)
M. de Metternich conquit ses faveurs, et de leur liaison naquit, en 1802, une fille dont le prince s'occupa toujours avec sollicitude. [2]
Realmente era sublime. Un contemporáneo de ella, el Conde A. de la Garde-Ghambonas, en sus Recuerdos del Congreso de Viena, pone en boca de Madame de Bassanville, en su opúsculo “Los salones del pasado. Memorias íntimas”, una descripción en estos términos:
« Qu'on se figure un jenne visage, blanc comme l'albâtre, légèrement coloré de rose, des traits mignons, une physionomie douce, expressive et pleine de sensibilité, un regard auquel sa vue basse donnait quelque chose de timide et d'in certain, une taille moyenne mais parfaitement prise, dans toute sa personne une mollesse orientale unie à la grâce andalouse»[3]
Jean Hanoteau, en la presentación de las cartas de Metternich a la codesa de Lieven con una descarnada claridad para la época, dice:
Dans les cercles diplomatiques, la princesse Bagration avait reçu le surnom de «bel ange nu» en raison de ses toilettes décolletées jusqu'aux limites du possible. La vertu de cet ange n'était guère farouche. [4]
Katharina era pues de un linaje ruso acostumbrado al poder y al relumbrón de la clase dirigente noble que gobernaba en los territorios del imperio ruso: Los Países Bálticos, Georgia, Armenia,… Ella en particular  era la hija de los Barones-Virreyes de Letonia, del conde Pavel Shavronksi, y de su mujer Yekaterina von Engelhardt , sobrina y al mismo tiempo favorita del príncipe Grigory Potemkin. Fue educada en la corte de la emperatriz Catalina II la Grande y de la emperatriz María Feodorovna, esposa de su hijo el emperador Pablo I, de quien más tarde se convirtió en una dama de honor. Así pues su familia estaba estrechamente relacionada con la emperatriz Catalina II, y antes con la viuda y sucesora de Pedro el Grande. Ella misma se había educado en la corte de Catalina II, como dama de honor de  Maria Feodorovna, esposa del emperador Pablo I. Pero fue una maniobra del mismo emperador la que la llevó a ser esposa del Príncipe Bagration.
En 1800, Pablo I de Rusia, que era muy conocido por sus reacciones atrabilarias y caprichosas, descubrió que su hija Catherine Pavlovna de Rusia  estaba apasionadamente, y en secreto, enamorada del general-príncipe Pyotr Bagration . Eso preocupó a la familia real rusa, y para evitar futuras relaciones entre los dos, el emperador Paul obligó a Bagration a casarse con la princesa Catherine Skavronskaya. 
El Emperador a menudo solía muñir arreglos y matrimonios entre miembros de su corte, y un día, en el Palacio de Gatchina, anunció de repente que tenía la intención de asistir al matrimonio del General Bagration y la Condesa Catherine Skavronskaya. Se decía que la condesa estaba enamorada del conde Peter von der Pahlen , y que incluso el posible novio quedó conmocionado. Sin embargo, nadie se atrevió a discutir con el monarca, y la boda tuvo lugar el 2 de septiembre efectivamente en la capilla del Palacio Gatchina, cerca de San Petersburgo.
El general Louis Alexandre Andrault de Langéron dijo sobre esta unión: "Bagration se ha casado con la joven sobrina nieta del gran príncipe Potemkin. Esta pareja rica y brillante no se adecúa a él. Bagration es un simple soldado, con el tono y los modales que estos tienen, y además extremadamente feo. Su esposa era tan blanca como él es negro, y ella era tan hermosa como un ángel, brillante, la más viva de las bellezas de San Petersburgo; ella no sería feliz con ese marido por mucho tiempo ... "
Muy inteligente a la par que ambiciosa, Katharina era una hermosa mujer de cabello oscuro y angelical. Se convirtió en la amante del canciller austríaco Metternich, en 1801, y fue la madre de su hija Clementine (29 de septiembre de 1810), a quien el zar de Rusia acreditó y legalizó con el apellido Bagration. De manera que se crió con las propias hijas legítimas, como una más.
Sin embargo Marie Clementine Bagration, que así se llamaba tuvo una vida lángida y hasta cierto punto abandonada y carente del amor de unos padres y del calor de una familia, hasta que fallece en París el 29 de mayo de 1829 a los 18 años.
Esta liasion con Metternich duró hasta 1812, coincidiendo con la estancia de su marido en Rusia, al mando del Segundo Ejército.
La duquesa de Sagan, nueva amante de Metternich y musa política en Viena, la acosó ridiculizándola, haciendo correr bulos y chismes que constituyeron la diversión de la sociedad vienesa. Allí se acabó el romance, reconvirtió su vida. Eran los tiempos de Congreso de Viena fue utilizada por el zar de Rusia, Alejandro I, como espía contra Austria, y fue una de las damas de sociedad más destacados en lo que el Congreso duró y en la vida noctámbula que se generó en su entorno. De tal manera que sus andanzas se mencionan con frecuencia en la correspondencia diplomática de la época.
Sin embargo la realidad era bastante más sensual y promiscua, la correspondencia diplomática, haciendo gala a su nombre, suavizaba los términos y los hechos utilizando el lenguaje del sobreentendido. Mucho después Adam Zamansky escarbando los escritos e informes de la época pone de relieve lo que realmente ocurría en las alcobas de los palacios de Viena, sobre todo a partir de los informes que el Baron Hagger, especialmente encargado para ello por Metternich, pudo obtener de espías colocados detrás de las cortinas y debajo de las camas.
Las dos estrellas femeninas de Viena eran Wilhelmina de Sagan y Catherine Bagration. Vivían en la parte superior de la escalera del Palm Palace, cerca de donde lo hacía Alejandro I.
Sagan, según Metternich, "pecaba varias veces al día" y se acostaba con todos los importantes.
Al otro lado del pasillo se alojaba lo que Zamoysji mucho después calificó como “otra aventurera asombrosamente promiscua, la princesa Catherine Bagration, sobrina nieta del príncipe Potemkin, la fabulosa compañera de Catalina la Grande, y viuda del héroe de guerra Príncipe Bagration, asesinado en la batalla de Borodino. Conocida como el "White Pussycat" (piel de alabastro, ojos azules) o el "Naked Angel" (debido a su gusto por los vestidos transparentes), la Princesa Bagration, que tuvo un hijo de Metternich, era una zorra incluso para los estándares del Congreso”.
Todo Viena asistía fascinado: las dos mujeres se acostaban con Alexander.
Como se ha dicho,  Metternich y su maestro en estas lides, el emperador austríaco Francisco, dirigían un excelente sistema de vigilancia policial secreta, bajo el mando del barón Hagger, cuyos informes, hasta cierto punto divertidos,  revelan el inframundo brutalmente decadente que llevó a personajes egregios como el zar a tal descrédito que la gente común los insultaba en la calle.
Uno de los espías de Hagger, escondido detrás de una cortina o debajo de una cama, de las que crujían, informa que White Pussycat era una virtuosa de ciertas técnicas sexuales muy especiales.
Concluido el Congreso la princesa regresó a París en 1815. Pero continuó con la amistad y bajo la protección del emperador Alejandro. Ella no solo era su amiga íntima, sino que durante y después de la guerra, constantemente proporcionó al zar información sobre la situación anímica y las preocupaciones de los políticos en Europa.
Ese mismo año se mudó a París, donde la policía secreta francesa y los servicios secretos británicos, por otro lado, mantenían su lujosa mansión del número 45 de la Rue du Faubourg Saint-Honoré bajo vigilancia. Los informantes dispuestos para seguir a la princesa constantemente enviaban informes a sus respectivos servicios. De todos ellos quedaron registros en los archivos de sus respectivos gobiernos.
Además y para ilustrar sus salones que eran un reclamos para toda la clase dirigente, contaba con muchas celebridades parisienses entre sus amigos más íntimos, algunos de los cuales se beneficiaron de sus favores de todo tipo. Así iban por allí Stendhal , Benjamin Constant , el marqués de Custine , incluso la reina de Grecia. No se privaba de nada. La cocinera de la princesa Bagration fue por un tiempo Marie-Antoine Carême, a quien se conoce como la fundadora de la Haute Cuisine. También Honoré de Balzac, a quien todos critican por si descuidado aspecto visitó con el salón de la Princesa Catalina, divirtiendo a las damas con sus historias, así que, de forma natural, cuando ésta se muda a París se convirtió en una de sus amigas. Pues bien Balzac, no solo frecuenta los salones de la  Princesa Bagration, sino que, como menciona expresamente en una de sus cartas, ella fue el modelo sobre el que basó al personaje Feodora, heroína de su primera novela 'La Peau de Chagrin'. 
Victor Hugo también toma en su más famosa obra: Les Misérables como referencia, del París de esa época y de un estatus social, a la princesa y a sus salones, son los que marcan el ascenso social de los personajes.
El personaje Marius trata de descifrar el estatus social de quien acaba de entrar en su establecimiento:

Le désappointement de Marius, en voyant entrer un homme autre que celui qu’il attendait, tourna en disgrâce pour le nouveau venu. Il l’examina des pieds à la tête, pendant que le personnage s’inclinait démesurément, et lui demanda d’un ton bref :
– Que voulez-vous ?
L’homme répondit avec un rictus aimable dont le sourire caressant d’un crocodile donnerait quelque idée :
– Il me semble impossible que je n’aie pas déjà eu l’honneur de voir monsieur le baron dans le monde. Je crois bien l’avoir particulièrement rencontré, il y a quelques années, chez madame la princesse Bagration et dans les salons de sa seigneurie le vicomte Dambray, pair de France[5].
C’est toujours une bonne tactique en coquinerie que d’avoir l’air de reconnaître quelqu’un qu’on ne connaît point.
Marius était attentif au parler de cet homme. Il épiait l’accent et le geste, mais son désappointement croissait ; c’était une prononciation nasillarde, absolument différente du son de voix aigre et sec auquel il s’attendait. Il était tout à fait dérouté.
– Je ne connais, dit-il, ni madame Bagration, ni M. Dambray. Je n’ai de ma vie mis le pied ni chez l’un ni chez l’autre[6].

Obviamente se trtaba de la época en que la magnificiencia de la princesa era máxima. Sin embargo pasaron los años, la belleza y el esplendor se marchitaron. Para Caradoc también. Ya no confían en él por estar muy mediatizado, o al menos eso se sospecha por los servicios del zar y los contactos de Katharina. Los fondos se acaban.
Ya hemos hablado de Henrietta Elizabeth "Harriet" Leveson-Gower, condesa Granville, y sus habilidades como maledicente profesional. En agosto de 1837 vista Paris y encuentra a la familia Caradoc en los Campos Eliseos. Lo describe con 'mirada triste, vistiendo  miseriablemente y viejo, conduciendo el coche con aspecto sumiso, con la princesa Bagration, al lado y con la  hija de ésta, una muchacha fina bien desarrollado de dieciséis años, de padre desconocido". 
Howden recuerda, mientas su mirada se pierde en Galeras (Atalaya), que por entonces ya llevaba  años de infructuosa búsqueda de un nuevo empleo diplomática al servicio de Su Majestad. Empleo que se le negaba por considerar que su matrimonio le hacía "demasiado vulnerable a la influencia rusa”. Él  se lamentaba con frecuencia ante ella y con quien quisiera escuchar de su  triste destino.
Pasados los días, e incluso los años, de vino y rosas, la oscuridad de las intrigas y de las maledicencias se cernió sobre él, todos conocían la trayectoria de Katharina en Viena. Pero lo peor, en lo que menos le benefició su matrimonio, además de los recelos del Foreign Office, fue la caída en desgracia con el zar.  De hecho, su matrimonio supuso que  Alejandro I, no  perdonase nunca la unión de la princesa con un extranjero, ¿o quizá fue despecho con quien tanto placer le proporcionó en los días de Viena? El caso es que, con respecto a “su exiliada de Rusia”, lo que hizo fue colocar sus grandes propiedades en manos de síndicos, de manera que aseguraba su no disponibilidad por ellos, por Katharina y por Caradoc. 
Howden sucede  a su padre, tras su muerte el 6 de julio de 1839, en el título, en la nobleza y en las rentas. Por tanto dispuso de alguna liquidez. Esta situación le permitió convencerla para entregar sus propiedades, en manos de síndicos hasta ahora, al gobierno ruso a cambio de una renta vitalicia de 200.000 francos.
La vuelta a Inglaterra para sucesión como Segundo Barón Howden supuso en la práctica la ruptura de los vínculos matrimoniales que habían durado nueve años. Aunque para él su matrimonio únicamente quedó roto por su muerte en Venecia en 1857. Y fue solo entonces cuando empezó a arreglar papeles. A partir de entonces pasó mucho tiempo y sufrió muchos problemas en la clasificación de sus asuntos financieros, en estado caótico. Caradoc renunció a su contrato matrimonial y no tomó nada del  patrimonio de ella, de manera que "nadie en un refinamiento extremo de malicia pudiera  ser capaz de decir que nunca ha habido lo más insignificante o la más mínima sombra de cálculo o de interés en mis relaciones con la princesa”

Fotografía de la 

La Princesse Catherine Pawlowna Bagration

. Esta es una ilustración del libro Retratos rusos de los siglos XVIII y XIX: Edición del Gran Duque Nicolás Mikhailovich de Rusia , impresa en 1905-1909 como un catálogo de una exposición de 1905. Todas las imágenes están en el dominio público debido a la edad.
Autor: Vladimir Borovikovsky  (1757-1825)


Durante los últimos años de su vida la princesa Bagration tuvo un comportamiento impropio que proporcionó a la sociedad motivos de divertidos, cuando no maliciosos, comentarios. Sobre todo por sus hábitos, ya extemporáneos y  excéntrico, de vestir con el estilo de ninfa que había llevado durante su juventud. Tanto es así que en una ocasión, al  comparecer tan extrañamente vestida, y al ser de ello avisado, el príncipe Metternich se sintió obligado a advertir al ministro de Relaciones Exteriores antes de su llegada, en una recepción pública, para que se excusase y no compareciese en su presencia así.
En cualquier caso y a pesar de todo, la princesa lo fue, en las maneras, hasta su muerte. Si bien, en su juventud y madurez, era conocida por su belleza, sus aventuras amorosas y su comportamiento no convencional, en la vejez conservó el porte, como atestiguan abundantes testimonios. Cuando sus extremidades ya no podían sostenerla, descansaba con gran elegancia en una actitud siempre elegante y sugestiva. 
Tampoco pasó escaseces. Era la heredera de la fabulosa colección de joyas de su tío abuelo el Principe Potemkin. Algunas de las cuales han figurado entre las más relevantes de la nobleza y de la realeza europea. Eso sucedió con su diadema, la conocida Tiara Bagration, y sobre todo es famoso el "Diamante de Potemkin", que fue comprado por el emperador Napoleón III para su esposa, la emperatriz Eugenia de Montijo. El diamante fue llevado a Inglaterra cuando la entonces ya ex familia real se exilió. En esa época, al hacerse sus finanzas difíciles, Christie la subastó. La adquirió el entonces Gaekwad de Baroda , India, Malhār Rāo. Permaneciendo a la familia principesca Gaekwad durante algún tiempo. Posteriormente se vendió de nuevo, y ahora parece estar en manos privadas rusas. En 1978, el duque de Westminster compró una tiara de diamantes y la espinela de Catherine Bagration

Finalmente, la princesa, murió durante una estancia en Venecia , el 11 de junio de 1857, y yace en el Cementerio de San Michele. Entre la Isla de Venecia y la de Murano. Su sepultura esta cerca de las de Diaghilev y Stravinsky. Su lápida blanca lleva la inscripción: Princesa Catalina Bagration Decedée a Venise le II Juin MDCCCLVII (Princesa Catalina Bagration, fallecida en Venecia el 2 de junio de 1857). 



Hasta aquí la primera parte. En la segunda veremos a
Manuelita Rosas, Josefa de Montenegro, alias Pepa la Malagueña, Isabel II y Joaquina Plana



[1] Mientras era sólo embajador en Dresde,  Metternich había caído prendido de amor de una bella rusa, la princesa Catherine Pavlovna Bagration, esposa del general del mismo nombre que, al frente de uno de los ejércitos moscovitas, había perecido en 1812 por una herida recibida en la batalla de Borodino. (Traducción del autor)
Exactamente la herida fue el 26 de agosto de 1812, en la pierna; desarrolló gangrena debido a la falta de tratamiento, y finalmente murió dieciséis días después, el 12 de septiembre.

[2] M. de Metternich conquistó sus favores, y de su romance nació en 1802 una hija, de la cual el siempre se preocupó con solicitud. (Traducción del autor)

[3] "Imagina un rostro pálido, blanco como el alabastro, ligeramente coloreado con rasgos rosados y lindos, una fisonomía dulce, expresiva y sensible, una mirada a la que su mirada hacia abajo, algo tímida e incierta, de una altura media pero perfectamente formada, y dotada en toda su persona de una suavidad oriental unida a lun gracia andaluza” (Traducción del autor)

[4] "En los círculos diplomáticos, la Princesa Bagration fue apodada como "El bello ángel desnudo" debido a las gasas y transparencias que vestía, y que mostraban hasta los límites de lo posible.
De esta forma la virtud de este ángel  era difícilmente resistible  (Traducción del autor)

[5] La princesse Bagration (veuve d’un général russe tué à la Moskowa) et le vicomte Dambray (légitimiste qui refusa de prêter serment à LouisPhilippe) auraient été des relations flatteuses peut-être pour Marius, mais fort éloignées de ses amitiés antérieures.

[6] El disgusto de Marius al ver entrar a un hombre distinto del que esperaba recayó sobre el recién llegado. Le examinó de pies a cabeza, mientras el personaje se inclinaba desmesuradamente, y le preguntó secamente:
—¿Qué queréis?
El hombre respondió con un rictus amable, del cual daría alguna idea la sonrisa acariciadora de un cocodrilo.
—Me parece imposible que no haya tenido antes de ahora el honor de conocer al señor barón. Creo que le encontré hace algunos años en casa de la princesa Bagration, y en los salones de su señoría el vizconde Dambray, par de Francia.
Es una buena táctica de los pícaros el aparentar reconocer a alguien a quien no se conoce. Marius estaba atento a la manera de hablar de aquel hombre. Espiaba el acento y el gesto, pero su disgusto aumentaba; era una pronunciación nasal, absolutamente distinta del sonido de voz agrio y seco que esperaba. Estaba completamente desorientado.
—No conozco —dijo— ni a la señora Bagration ni al señor Dambray. En mi vida
he puesto los pies en casa de uno ni de otro.



Si aún no has leído la primera parte



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